Entornos Personales de Aprendizaje (PLE)
Si buscásemos un tema de actualidad en el ámbito de las nuevas
tecnologías y la educación, un firme candidato serían los Entornos
Personales de Aprendizaje (Personal Learning Environments o PLE) [1]. Ya
nadie duda de la importancia de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC) en la educación. Internet, como la mayor fuente de
información y conocimiento, y las nuevas herramientas y servicios
disponibles en la llamada Web 2.0 (o Web Social) están transformando los
modelos de enseñanza/aprendizaje. El cambio no sólo tiene que ver con
la tecnología, con las herramientas empleadas, sino con los métodos, con
las prácticas habituales, con la forma en la que aprendemos. Cada vez
cobra más importancia:
- El aprendizaje conectado, basado en conversiones e interacción.
- El aprendizaje activo (por inmersión), aprender haciendo.
- El aprendizaje informal, el que se produce fuera del aula.
- El aprendizaje continuo, en todo momento (a lo largo de la vida).
Tradicionalmente, el aprendizaje electrónico (o e-learning) se ha
asociado al empleo de Entornos Virtuales de Enseñanza/Aprendizaje
(Learning Managements Systems o LMS). La mayoría de las universidades
disponen de estas plataformas de teleformación (Faitic,
en el caso de la Universidade de Vigo). Estas herramientas permiten
crear espacios de enseñanza (cursos) que son una extensión del aula. El
docente puede publicar materiales, mandar tareas a los estudiantes,
realizar cuestionarios de evaluación, etc. Numerosas son las críticas
actuales a este tipo de plataformas: representan control (tanto sobre
los docentes como sobre los estudiantes), son espacios cerrados en las
que sólo acceden los matriculados en la asignatura, el conocimiento
generado queda subsumido en su interior, son espacios acotados en el
tiempo (pierden vigencia al acabar el curso o cuatrimestre), etc.
Frente a esto, la Web 2.0 ha supuesto una autentica revolución:
facilidad para producir contenidos, nuevos mecanismos de comunicación,
actitud para colaborar y compartir, conocimiento abierto,… Esto está
haciendo que servicios de microblogging (twitter), de vídeo (youtube, vimeo o dotsub), de ofimática en línea (google docs o zoho), de marcación social (delicious o diigo), de presentaciones (slideshare o prezi), de blogs (wordpress o blogger), o de sindicación de contenidos (google reader)
estén utilizándose cada vez como herramientas de aprendizaje [2].
Además, estas herramientas no sólo se están integrando en las
actividades docentes, sino que también se están empleando como soporte a
la investigación científica e incluso en tareas propias de la gestión y
organización universitaria.
Cada persona utiliza unas determinadas herramientas para acceder a la
información disponible en la red, para organizar los contenidos
relevantes, para crear y compartir nuevos contenidos, para interactuar y
relacionarse con otras personas. Un PLE tiene que ver con esto, con las
herramientas que empleamos, y con cómo las utilizamos. No hay consenso
con respecto a la definición de PLE, básicamente porque algunos sólo ven
el PLE como un conjunto de herramientas, una plataforma software,
mientras que otros, la visón más extendida, ven en el PLE una forma de
usar Internet para aprender. En este último sentido, Adell y Castañeda
definen un PLE como: “el conjunto de herramientas, fuentes de
información, conexiones y actividades que cada persona utiliza de forma
asidua para aprender“ [3].
Aunque las herramientas dan el soporte, las conexiones y las fuentes de
información, y cómo cada persona las gestiona de manera individual dotan
de ese carácter único y personal al PLE. Herramientas y recursos,
conexiones y actitud para aprender de forma autónoma son la base de un
PLE [4]. Pero si hay algo que determina esta nueva forma de aprender,
son las conexiones, las personas con la que estamos en contacto, con las
que interactuamos y nos comunicamos, con las que compartimos. Algunos
autores se refieren a este concepto como Red Personal de Aprendizaje
(Personal Learning Network o PLN)